jueves, 26 de julio de 2007
MORRIGAN
La Morrigan, Morrigu, Morigan, Morrighan
Esta diosa celta es conocida por cada uno de estos nombres, desde Irlanda hasta Gales e Inglaterra, pero aparte de ellos tiene otros apelativos que hacen referencia a su condición: la “Gran Reina”, “Diosa Suprema de la Guerra”, “Reina de los Fantasmas” “Reina de los Espectros”, “Lavador en el Vado”.
Realmente es una diosa compleja, al estar compuesta por una Tríada como sucede con otros dioses o diosas celtas.
El 3, no olvidemos es un símbolo de la Totalidad y la eternidad, entre otras simbologías. Morrigan forma parte de una tríada con dos nombres más: Badbh y Macha. Es la misma diosa con diferentes aspectos y facetas. Incluso se la relaciona con la “Gran Diosa Blanca” “La Gran Madre”, “La Diosa Luna” “La Reina de las Hadas”, que era Dana ( Dé Ana) (Diosa Ana, o Anu), en su aspecto más sombrío, en este caso formarían la Trinidad del Destino con Dana, Badh y Macha y en conjunto son llamadas “La Morrigan”, tres aspectos diferentes de la misma Diosa.
La Morrigan es la diosa de la guerra y de la muerte que asume la forma de un cuervo. En las leyendas irlandesas Morgan, es La Morrigan a la cual se invocaba a la batalla por medio de una incitación de los cuernos de guerra o de los graznidos de los cuervos. Los cráneos de los caídos en batalla eran llamados “las bellotas de La Morrigan”, es decir, de la Diosa del Destino humano.
Fue amante de reyes, ayudó a los Tuatha dé Danann, a los que pertenece, en sus batallas. Está escrito que intentó seducir a Cú Chulainn, héroe celta, presentándose como una atractiva joven, dado que éste era el mejor guerrero celta irlandés de una época y quien repartía más muerte en sus combates.
Sin embargo, fue rechazada por éste, desdeñándola por acudir al fragor de la batalla. La Morrigan consternada le atacó, cambiando de forma, anguila, lobo, vaca, pero Cú Chulainn siempre la vencía, al final lo llevó hacia su destino. Descendió sobre él, como mensajera de la muerte que es, en forma de cuervo, cuando ya estaba herido a punto de morir, atado a un árbol.
Se decía de ella, que cuando los soldados celtas estaban en el campo de batalla y veían o escuchaban a La Morrigan sobrevolando, sabían que había llegado el momento de trascender. Entonces daban lo mejor de sí realizando todo tipo de actos heroicos, enardeciéndose en la batalla y despreciando la propia muerte. La muerte no significaba para los aguerridos celtas un final sino un comienzo en el Otro Mundo. Lo peor en la batalla, no era morir, sino caer prisionero o quedar tullido.
También la escuchaban arengando a las masas y se imitaban sus gritos que infundían además de ánimo en quien los emitía, espanto en el rival.
La Morrigan, tiene la facultad de metamorfosearse, siendo su animal preferido para ello, el cuervo o la corneja.
Con este aspecto se presenta ante el “Donn de Cuailnge”, avisándole que va a morir.
Pero sus profecías no siempre son mortuorias, sino que en ocasiones sus sabios consejos son tenidos en cuenta, como ocurrió cuando aconsejó al Daghda, para tratar con los fomorianos, enemigos como ya sabemos, de los “Tuatha dé Danann”.
También es símbolo del amor carnal y hasta de cierta promiscuidad sexual, pero carente en todo momento de culpa, dado que los antiguos celtas no veían el sexo como algo de lo que se debía sentir vergüenza propia o ajena, ni inmoral, ni lleno de pecado o culpa.
En una ocasión se presentó esta diosa triple, por Samhain, ante el Daghda, dios de la Tribu y a horcajadas sobre un río tuvieron una relación sexual. No en balde, es diosa de la fertilidad y del emparejamiento, así como deidad soberana, identificándose y uniéndose a la Tribu, a la Tierra de Irlanda en la simbología del coito con el Daghda, Dios de la tribu.
Cuando aparece en los arroyos, lavando los ropajes de aquellos que van a morir, como acaeció con Cuchulainn, es vista como el heraldo de la muerte y es llamada el “lavador del vado”.
Otros de sus aspectos coinciden en señalarla, además de diosa de la guerra, del destino y de la muerte, como diosa de ríos, lagos y todo tipo de aguas dulces.
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